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martes, 29 de diciembre de 2015

Entrevista a Aída Gómez, ganadora de la Gran Cruz de la Orden del Dos de Mayo

La compañía de Aída Gómez volvió a triunfar en Segovia, con un programa, con coreografías de Aída Gómez en su mayoría, incluía goyescas, pasodobles, jaleos, alegrías, con música de Korsakov, Albéniz, Falla o ParrillaHemos aprovechado esta visita para hacer unas preguntas sobre su brillante carrera.

Aída tiene el Premio Nacional de Danza 2004, Premio Max a la Mejor Bailarina 1997, Premio Teatro Juan Bravo 2009, Premio Cultura Comunidad de Madrid 2008, y es la directora artística más joven del Ballet Nacional de España.


Aída Gómez, en 1982, con apenas catorce años, se incorpora a la disciplina del Ballet
Nacional de España, interpretando desde un principio papeles de solista. En 1985 asciende a primera bailarina. Actúa con las grandes figuras de la danza en todo el mundo. En 1997 inaugura el Teatro Real de Madrid con El sombrero de tres picos, trabajo por el que obtiene el Premio Max de las Artes Escénicas a la Mejor Bailarina.

En ese año crea su propia compañía, y en 1998 es nombrada directora artística del Ballet Nacional de España, convirtiéndose en la persona más joven que ha ostentado este cargo. En los siguientes años, Antonio Canales, José Antonio, crean coreografías para ella, a la vez que ella realiza las suyas propias. En 2001 crea estrena ‘Salomé’, con la dirección escénica de Carlos Saura. Con este mismo cineasta participa como bailarina y coreógrafa en su película ‘Iberia’, en 2004, año en el que recibe el Premio Nacional de Danza. También colabora con Bigas Luna en 2010 para crear una coreografía para el Pabellón de España en la Exposición Universal de Shangai. Su última producción es ‘Adalí’ (2012). En la actualidad dirige el Festival Internacional Madrid en Danza y este año ha sido galardonada con el premio Gran Cruz de la Orden del Dos de Mayo de la Comunidad de Madrid


LA ENTREVISTA

¿Por qué una niña llamada Aída Gómez elige el mundo del ballet y de la danza como parte de su vida?
Todo empezó muy pronto. Ten en cuenta que mi madre trabajaba en el Conservatorio, y desde niña me llevaron allí. Después todos e encadenó y a mí me gustó mucho desde siempre. Pensaban que iba para bailarina de ballet clásico y de hecho, hice las dos carreras, una preparación integral y más amplia que he agradecido después toda mi vida.

¿Cuáles son tus influencias más directas? ¿En quién te inspiras para la creación de tus coreografías?
En cuanto a influencias es un asunto para hablar largamente de ello. Te dejo unos nombres básicos: Pilar López, Antonio Ruiz Soler, Antonio Gades, Maurice Béjart. Trabajé desde muy joven con todos ellos, recibí sus correcciones y sus consejos y no he olvidado una sola palabra, una sola instrucción de su sabiduría. Ese es el mayor tesoro de mi carrera. En cuanto a la inspiración, no es fácil decir de dónde viene y cuándo llega. Supongo que los músicos y los poetas también tienen esta misma cuestión planteada así: hay algo de misterioso o de ignoto, que no tiene otra lógica que una necesidad de sacar de dentro una idea, un pronunciamiento en forma de arte. Y los motivos que los inspiran pueden estar en un libro, en una música, en algo que te ha sucedido, en la propia experiencia. A veces una coreografía es solamente baile, no narra nada específico, pero los movimientos hablan de sentimientos, de dudas o de estados de ánimo. Es por eso que siempre digo a mis bailarines que hay que estar siempre alerta con el propio cuerpo y con la mente, no dejar pasar una idea, anotarla, hacerla pasar por ti mismo, que ya luego, si vale, se convertirá en coreografía.


¿Cómo trabajas con el resto de miembros de la compañía?
Trato de que lleven mi ritmo y que entiendan mi rigor. Por ejemplo, la clase de ballet todos los días, además de la práctica específica de los palillos y de la danza española, y es por eso que les insisto a mis artistas siempre que no hay domingos, ni vacaciones de playa, que hay que tener la barra siempre cerca, y no la del bar, sino la del ballet. Después, hay que entablar una relación de confianza a la vez que de respeto. La jerarquía es una de las bases para que esta profesión funcione adecuadamente.

¿Qué respuesta has tenido del público en tus espectáculos? ¿Qué haces para tu promoción?
Esto también es complicado y largo de explicar. Acabo de volver de China, tuvimos mucho éxito, pero ahí te das cuenta lo diferente que pueden ser los públicos y sus reacciones. En Japón, siendo también Asia, ya reaccionan de otra manera, siempre admirando lo que hacemos, la danza española, pero la reciben de una manera diferente. Nunca he sentido rechazo. Obviamente, algunas cosas tienen más éxito que otras. Cuido la promoción, pero en su justa medida. No me obsesiona. El bailarín no tiene que ser un famoso, sino un artista valorado con justicia. Y siempre pongo a los míos por delante, que cuando venga un aplauso sea compartido.

¿Cuáles son los planes de Aída Gómez para lo que queda 2015 y primeros del 2016? Suponemos que seguir presentado tus espectáculos por salas y festivales, ¿pero algo que puedas adelantarnos? ¿Eventos importantes?
Planes muchos, trabajo todo el del mundo. Al aceptar la dirección del festival Madrid en Danza y de la Suma Flamenca yo sabía en lo que me metía, pues debo compaginarlo con todo lo demás. Ya venía con la experiencia de haber dirigido el Ballet Nacional de España y después mi propia compañía, no era algo totalmente nuevo para mí, pero aún así, estoy aprendiendo cosas de la gestión, del engranaje. Creo que hay que estar abierta siempre a aprender y a escuchar. Con mi compañía vamos a remontar la “Salomé”, una creación que hace tiempo no se ve y que dio lugar a la película que hice con Carlos Saura. Con los festivales, ya se irá viendo la línea, apuesto por la calidad y la concentración. No dispersar la oferta, sino usar los recursos para entregar lo mejor a los espectadores.

¿Cuál ha sido tu mejor momento/recuerdo en la música? ¿Cuál es el sitio más exótico dónde has actuado?
Hay muchos, pero voy a citar dos: “Silencio rasgado” de Jorge Pardo y “Mensaje” de Vicente Amigo. La música de Amigo ya estaba editada en disco, pero era perfecta para una coreografía. En ambos casos, la identificación entre movimiento y música es total. En cuanto lugar exótico, la nueva Ópera de Pekín y en cuanto a importante, el Teatro Mariinsky de San Petersburgo, que como dice Roger Salas siempre, es el Vaticano del ballet.

Habiendo actuado ya en tantos sitios seguro que tienes cientos de anécdotas a lo largo de tu vida profesional, ¿puedes contarnos alguna?
Vestuarios que no llegan a tiempo, los bailarines se ponen todos malos de la tripa a la vez, circuitos eléctricos que se bloquean, se puede escribir un libro sobre todo esto. Los artistas tenemos una capacidad especial de reacción, de improvisar para salir al paso de estas situaciones.


Viendo el panorama del fin de semana en cada ciudad, con una grandísima oferta de conciertos y espectáculos, ¿es cierto que parece que hay una nueva era dorada de los directos y los musicales?
Es pronto para decirlo. Demasiada euforia no es buena tampoco.

¿Cuál ha sido tu mejor momento/recuerdo en la música y la danza?
No hay uno en especial, hay muchos y te cito dos: la invitación de Maurice Béjart a ir a trabajar con él y bailar “La cachucha” junto a la gran estrella rusa Gabriela Konleva en el Teatro Mariinsky. 

¿Cómo es un día normal en la vida de Aída Gómez?
La rutina es importante. Tengo la barra en casa, todos los días hay que practicar.

¿Qué destacaríais dentro del panorama nacional e internacional?
Muchas cosas están cambiando a la vez. En España creo que hay que retomar en serio la conservación de nuestro patrimonio artístico en la coreografía, mirar a la historia como un bien vivo que hay que sostener y transmitir. En el panorama internacional, los grandes festivales están cambiando de formato, y hay un cambio generacional en las direcciones de las grandes compañías. Eso marcará el rumbo.

¿Tienes alguna opinión de la actual situación económica y social de España y del mundo en general, que quieras compartir con nosotros?
Nos ha tocado vivir una época dura, pero a la vez, de gran intensidad. Hay que seguir adelante, trabajar en serio, ver el futuro con positividad y siempre ser honestos con nosotros mismos.



MISCELÁNEA

¿Podrías decirnos…

...un libro?: 
“Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez

...una película?: 
“Las zapatillas rojas” con Leonidas Massine y Moira Shearer

...una canción?: 
“Imagine” de John Lennon

...un álbum?: 
"Mensaje” de Vicente Amigo

...un grupo o solista?: 
Estrella Morente

...una afición?: 
Me gusta ir a ver el mar… 

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